martes, 8 de octubre de 2013

“Las oposiciones internas a las políticas de Estado en EEUU. El problema de los migrantes.” Luis Barrios


“Las oposiciones internas a las políticas de Estado en EEUU. El problema de los migrantes.”
Luis Barrios
Conferencia jueves 10 de octubre, 17hs. En el teórico de Sociología General

Luis Barrios es Profesor de la facultad John Jay de la Universidad de la ciudad de Nueva York
Sacerdote de la iglesia episcopal St Mary de Manhattan
Intelectual nacido en Puerto Rico. Sus compañeros dicen que es un académico activista, un sacerdote activista y un activista comunitario
Es un ex prisionero de conciencia del movimiento para cerrar la Escuela de las Américas-SOAW en 2008 y Co-Director Ejecutivo de la Fundación Interreligiosa para la Organización Comunitaria-IFCO-Pastores por la Paz. Forma parte de la experiencia y del movimiento Occupy Wall Street.

Jueves 10 de octubre, 17 hs.
Actividad especial de la materia Sociología General, Cátedra Rubinich
Aula Kosteki y Santillán. Planta baja.
Facultad de Ciencias Sociales, UBA.
Marcelo T. de Alvear 2230 Planta Baja.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Obra: Placita Garay Pomarola Talk, cartoncito de nike 13x 8cm

miércoles, 2 de octubre de 2013

Cinco proposiciones sobre la democratización de la UBA.

Cinco proposiciones sobre la democratización de la UBA.
Marcelo Langieri

Primera proposición: el reglamento electoral vigente en la Universidad de Buenos Aires es la expresión notoria de un sistema de relaciones políticas elitista y antidemocrático.
Las autoridades de la Universidad vienen postergando indefinidamente el tratamiento de una reforma política que adecue sus estructuras y funcionamiento a mecanismos ágiles y democráticos que permitan y faciliten la participación del conjunto de la comunidad académica.
Esta postergación no hace más que agravar un cuadro de decadencia institucional que, combinando formas de tensión e indiferencia, opaca la vida universitaria y le hace perder relevancia a la UBA en el sistema universitario nacional e internacional. La UBA vive culturalmente de su prestigio pretérito y no se adecua a la realidad de una universidad de masas con más de 300 mil estudiantes, miles de profesores precarizados política y académicamente y vastos sectores de la comunidad marginados.
La democratización es una de las asignaturas pendientes que tarde o temprano su comunidad le va a reclamar para ponerla a la altura de los tiempos y de su historia.

Segunda proposición:
las experiencias parciales de democratización realizadas en algunas unidades académicas son parte de un proceso progresivo cuyo análisis y evaluación resulta una contribución significativa para abordar las cuestiones a resolver.
El ejercicio de consulta directa a los claustros para la elección de directores de carreras de la Facultad de Ciencias Sociales constituye uno de los hechos recientes más novedosos y democratizadores de la UBA.
La implementación de un mecanismo de elección directa con voto ponderado, de acuerdo al peso cuantitativo de cada claustro, quiebra el procedimiento de elección mediante colegio electoral resguardando la existencia y representatividad de los distintos claustros y estableciendo un equilibrio en la representación en los órganos de gobierno más allá de la composición cuantitativa de cada uno de los ellos.
Estos procedimientos se llevan adelante mediante reglamentaciones Ad Hoc, con un alto consenso en la comunidad académica y yendo más allá de la letra de las reglamentaciones vigentes. Estas experiencias ponen de manifiesto el arcaísmo de una reglamentación que empuja a sus integrantes a encontrar subterfugios que le permitan soluciones superadoras a los problemas políticos existentes.

Tercera proposición:
El proceso histórico de implementación de la consulta directa a los claustros tuvo su inicio en la Carrera de Sociología en los años 2001 y 2002 cuando los representantes estudiantiles de su Junta consultiva, pertenecientes a distintas tendencias, negaron el quórum reclamando la elección directa del director.
El clima de politización existente en la época fue fundamental para la puesta en movimiento de una corriente de opinión que potenció al movimiento estudiantil y generó un importante consenso en la comunidad académica de la Facultad de Ciencias Sociales. La Carrera de Sociología fue el ojo de tormenta del movimiento democratizador que levantaba la bandera de la elección directa de los directores de carrera.
En la implementación de la protesta tuvieron gran importancia los mecanismos adoptados por los estudiantes. Ello fue así: 1. Porque procedieron con unidad de acción, más allá de la composición heterogénea de la representación estudiantil – contenía desde agrupaciones independientes del nacionalismo popular hasta agrupaciones trotskistas clásicas. 2. Porque utilizaron los recursos legales de funcionamiento de la Junta. El uso oportuno del quórum les permitió impedir que se eligiera indirectamente al director. No apartarse de los recursos legales les permitió poner en crisis a la Junta y preservarse políticamente.
Esta estrategia fue viable por el clima político general de la época y específicamente porque la elección directa fue sumando apoyos y extendiendo su influencia dentro y fuera de la carrera de sociología. Ello contribuyó a aislar políticamente a los sectores de profesores y graduados representados en la Junta que habían asumido posturas conservadoras. El arma legal del manejo del quórum se fue legitimando políticamente y fue clave para crear un nuevo escenario democratizador. Así, el viejo escenario se quebraba y dejaba de ser viable. La crisis posterior tuvo distintos episodios, propios de un proceso de transición, e incluyó un pacto de gobernabilidad a través de una codirección entre un representante docente de un sector del movimiento estudiantil -elegido mediante una consulta parcial organizada un sector estudiantil- y un profesor afín al proceso de democratización. Este capítulo contó con un precario apoyo y estuvo dominado por políticas que lo llevaron al aislamiento. A pesar de estas vicisitudes el movimiento tuvo energías y contención para reencauzarse y desembocar en la adopción del sistema de consulta directa a los claustros para la elección de director.

Cuarta proposición
: el principio fundante de la ciudadanía liberal “un hombre un voto” refiere a una situación de igualación de derechos dentro de la sociedad civil que no es homologable a la forma que adopta la participación en una comunidad ligada por lazos académicos específicos y organizada en función de roles fundados en procesos meritocráticos. La participación en este proceso genera las posiciones diferenciadas de estudiante o profesor cuya pertenencia se diferencia cuantitativamente en el número y cualitativamente en la trayectoria.
Que la práctica concreta haya desvirtuado estos principios y que no se responda a las necesidades actuales de miles de docentes que no están encuadrados en el claustro correspondiente no es razón valedera para desconocer la naturaleza de la relación de los claustros en el seno de la universidad.
Claus Offe señala en su trabajo sobre las lógicas de la acción colectiva que “hay dos categorías de errores o equivocaciones de los que podríamos ser víctimas como científicos sociales. Una de ellas es concebir lo igual como jerárquico –el error de los defensores reaccionarios del viejo orden. La otra es la de igualar, desde el
punto de vista conceptual, los elementos que, de hecho, siguen siendo una estructura jerárquica –el argumento de los ideólogos liberales.
El riesgo principal de la “igualación” de lo “desigual” es la dilución del claustro de profesores por la regla del número: la UBA tiene 300 mil estudiantes y menos de 30 mil docentes, si se los considerara hipotéticamente a todos ellos en un mismo claustro.
La igualación de lo diferente desconoce que en la universidad los individuos están agrupados en ámbitos específicos, los claustros, y que la distinción de las especificidades es una forma de reconocimiento a la existencia política y académica de distintas realidades. Realidades cuya presencia genuina debería garantizar la diversificación de la representación en el seno de los órganos de gobierno de la universidad y un peso equitativo de cada uno de ellos. Bueno es decir que las relaciones actuales expresan intereses minoritarios de grupos profesorales y que el propio carácter elitista del claustro -sólo pertenecen los profesores regulares, que tienen una representación mayoritaria en los órganos de gobierno- atenta contra un funcionamiento abierto y democrático. No por ello debe arrojarse al niño junto al agua sucia de la bañadera, de lo que se trata no es de diluir a los claustros sino de democratizarlos.
La elección mediante un hombre un voto significa la licuación de los claustros en base al número. Los términos de igualación deben realizarse de tal manera que se preserve la identidad y existencia de cada uno de los campos que componen a la universidad.

Quinta proposición:
El reglamento electoral de la UBA además de sostener la elección indirecta del rector privilegia al claustro de profesores -integrado exclusivamente por los docentes regulares -titulares, asociados y adjuntos- a quienes le da una representación mayoritaria en los órganos de gobierno. Esta relación se ve fuertemente morigerada en el reglamento Ad Hoc de las Juntas de Carrera de la Facultad de Ciencias Sociales donde la representación de los claustros es igualitaria. Además de instituirse la elección directa de los directores. Este reglamento habilita también el voto de todos los profesores, sean regulares o interinos.
La democratización de las estructuras de gobierno de la UBA tiene al actual claustro de profesores como su principal obstáculo y su más importante destinatario. Pero la democratización no puede confundirse con la licuación del claustro mediante su dilución y virtual desaparición política. Por el contrario, las iniciativas políticas que diluyen la participación de los profesores so pretexto de la democratización, cuya máxima expresión es la consigna “un hombre un voto”, son hábilmente utilizados por las grupos hegemónicos para galvanizar posiciones en torno a visiones defensivas y regresivas.
El desafío de elaborar una propuesta superadora para el claustro debería pasar por una instancia capaz de contener, sin restricciones, al conjunto de la realidad docente. Otras universidades nacionales han reformado sus estatutos para permitir la formación de claustros únicos docentes con la participación de todos sus integrantes sean profesores o auxiliares docentes, regulares o interinos.
Una reforma de esta naturaleza implicaría la reformulación del claustro de graduados, que hoy expresa a los auxiliares docentes como graduados y no como lo que en realidad son, docentes. Es decir, desnaturalizando su condición principal.
Por último, una reforma democratizadora de la vida política de la UBA no puede dejar de incluir a los trabajadores no docentes en los órganos de gobierno.


Marcelo Langieri 1 de octubre de 2013
Obra: sin título, 2012 (lapicera, marcadores y témpera en sobre de carta blanco)
Artista: Pomarola Talk

martes, 24 de septiembre de 2013

IDEAS PARA EL DEBATE SOBRE LA DEMOCRATIZACIÓN UNIVERSITARIA

I
Ideas para el debate sobre la democratización de la UBA
Marcelo Langieri


La totalidad de las autoridades de las Carreras que componen la Facultad de Ciencias Sociales se eligen mediante el voto directo de los integrantes de los tres claustros que la componen, representando cada uno de ellos el 33% del total. Este voto directo ponderado es la mayor conquista democrática reciente del sistema electoral y de representación de la Universidad de Buenos Aires, que se caracteriza por poseer un sistema político elitista y que margina, a través de diferentes mecanismos, a amplios sectores de la comunidad académica.
El reglamento electoral de la UBA, que rige para todos los Consejos Directivos de las distintas Facultades, además de sostener la elección indirecta del Rector privilegia al claustro de profesores -integrado por los profesores titulares, asociados y adjuntos regulares- a quien le da una representación mayoritaria en los órganos de gobierno. Esta relación se ve fuertemente morigerada en el reglamento Ad Hoc de las Juntas de Carrera de la Facultad de Ciencias Sociales al igualarse la representación de los claustros e instituirse la elección directa de los directores. Además, el reglamento de las Carreras habilita el voto de todos los profesores, sean regulares o interinos, en el claustro de profesores.
Estas conquistas democratizadoras del sistema político universitario fueron producto del proceso de movilización estudiantil registrado en los años 2001 y 2002. Proceso protagonizado por un vigoroso y amplio movimiento estudiantil que supo encontrar oídos atentos en el activo de profesores y graduados. Así se generó una masa crítica que comprometió a las entonces autoridades de la Facultad, recientemente constituidas tras desplazar a sus sectores más conservadores, a institucionalizar las demandas expresadas por el movimiento. Demandas que se sintetizaban inequívocamente en la elección directa de los directores de las Carreras. Las representaciones en las Juntas de Carrera ya habían incorporado oportunamente la igualación en la representación de los claustros y el voto de los profesores interinos.
Es conveniente subrayar que las movilizaciones protagonizadas entonces fueron fruto de la movilización estudiantil con la bandera de la elección directa de los directores de las carreras. Este extraordinario movimiento fue iniciado en la Carrera de Sociología donde el conjunto de las agrupaciones representadas en la Junta impidieron la formación del quórum necesario para su funcionamiento y, específicamente, para la designación de un director como se venía realizando hasta el momento, mediante voto indirecto.
El movimiento por las directas fue extendiendo su influencia en toda la Facultad y particularmente en la Junta de la Carrera de Sociología, que se constituyó en el ojo de tormenta del conflicto. Así fue ganando adhesiones y crispando los nervios de la mayoría en Profesores y Graduados, de origen progresista, que con el desarrollo del conflicto fue virando hacia posiciones cada vez más conservadoras. La pretensión de esta mayoría de forzar una salida burlando las reglas de la Junta que ella misma reivindicaba –designar un director más allá de la ausencia estudiantil- quebró el equilibrio existente y abrió una instancia de superación de la crisis que estuvo fundada en el reconocimiento al movimiento construido bajo la reivindicación de la elección directa.
Conviene subrayar que los sucesos descritos transcurrieron a inicios del año 2002 cuando los vientos de cambio del 2001 soplaban con fuerza y permanecían incólumes los deseos colectivos de transformaciones y de rechazo al statu quo. Este clima fue clave para la construcción del movimiento por las directas y los sucesos posteriores.
Dentro del movimiento hubo una fracción integrada fundamentalmente por los partidos trotskistas que sumó a la reivindicación de la elección directa la consigna “un hombre un
voto”. Esta postura, que tuvo un importante apoyo en el trotskismo, circunscribió sus apoyos fundamentalmente dentro de los espacios de influencia de los partidos trotskistas.
La consigna “un hombre un voto”, más que expresar un deseo democratizador representa una postura de licuación de los claustros con menor número de integrantes, especialmente el de profesores. Para dimensionar el fenómeno, en las últimas elecciones en la Carrera de Sociología votaron 148 profesores y 2700 estudiantes.
Una de las graves cuestiones pendientes en la UBA es la democratización de sus estructuras de gobierno. De manera especial lo es con relación al claustro de profesores, hegemónico y restrictivo con relación al resto. Pero la democratización del claustro de profesores no puede confundirse con la licuación del mismo mediante su dilución y virtual desaparición política. Por otro lado, la pretensión de igualar desde el punto de vista conceptual los elementos de una estructura jerárquica fundada en la meritocracia requiere de discusiones que van más allá de los argumentos inspirados en caras figuras de la ideología liberal.
La propuesta superadora debería pasar por una instancia capaz de contener, sin restricciones, al conjunto de la realidad docente. Otras universidades nacionales han reformado sus estatutos para permitir la formación de claustros únicos docentes que contienen a todos los integrantes, sean profesores, auxiliares, regulares o interinos y la incorporación de todos los integrantes de la comunidad universitaria en los órganos de representación.
Una reforma de esta naturaleza respetaría el carácter legítimo de existencia del claustro docente, que no es necesariamente una clase opresora en sí sino también una instancia en la carrera académica susceptible de ser accesible a toda la comunidad académica y que está relacionada a un proceso de formación y acumulación de saberes. Más allá de las relaciones de poder que también contiene, que se verían afectadas favorablemente con la introducción de medidas de este tenor.
Las juntas de carrera bien podrían ser un espacio de avanzada impulsando la democratización del claustro de profesores para incorporar a todos sus miembros, cualquiera sea su condición mientras se trate de docentes cumpliendo las funciones correspondientes.
El armado de una propuesta en tal sentido debería contemplar una reformulación del claustro de graduados que hoy expresa a los docentes auxiliares junto a los graduados “puros” de las distintas Carreras sin distinción de ninguna naturaleza.
También, manteniendo un sistema de ponderación del peso relativo de cada uno de los claustros, sería conveniente discutir el aumento del peso estudiantil para garantizar una mejor y más equitativa representación.
Esta es una discusión compleja y profunda que la Universidad de Buenos Aires tiene pendiente y que habrá de irrumpir necesariamente. Pero hoy a la luz de las discusiones que están apareciendo resulta importante distinguir entre la democratización y la licuación de los claustros.

Marcelo Langieri 
Setiembre de 2013

lunes, 15 de julio de 2013

EL "DESPINTOR IMPOSIBLE".


EL "DESPINTOR IMPOSIBLE".

Ayer domingo 14 de julio de 2013, en el  Parque Rivadavia y como parte de una experiencia que un colectivo de artistas activistas denominan ataques artísticos, el artista Tatú Carreta realizó una performance que llamó El “Despintor imposible”.

Por el parque Rivadavia a las 4 de la tarde de un domingo pasean familias de distintas franjas de sectores medios. Muchas parejas jóvenes con hijos pequeños. Algún grupo de muchachos sentados escuchan a quien toca una guitarra. En uno de los espacios infantiles hay títeres. De tanto en tanto pasa algún hombre de edad mediana con un libro en la mano quizás comprado en la Feria que atrae a cultos de barrio con preocupaciones políticas y también a coleccionistas de discos. En un banco dos muchachos de casi treinta o treinta años y un poco más, atienden a la lectura en voz alta que hace otro. Tienen un aspecto de serios. Hay varios papás jugando a la pelota con sus chicos de cinco, seis, o siete años. Una pareja mayor con vestimenta de gimnasia se sientan, cansados, en un banco, quizás después de haber caminado a ritmo por alguna recomendación médica.

Están arreglando el parque y en algunas zonas se puede caminar solo por los senderos de ladrillo. A un costado de uno de esos senderos, donde es posible sentarse en el pasto, Tatú puso el caballete, se sentó en un banco pequeño, acomodó los tubos de óleo, tomó el pincel y comenzó a hacer movimientos cual si estuviera trabajando sobre una tela. Los que pasaban tranquilos, en general parejas, detenían un poco la marcha y miraban con un poco de sorpresa y luego quizás con alguna conmiseración paternalista, al que estaba pintando en el aire. Algunos se detenían y con curiosidad simple a veces y otras con gesto de comprensión, interrogaban acerca de qué estaba haciendo. Tatú respondía que estaba tratando de encontrar un tono de marrón oscuro para construir el fondo de la escalera. Si se respondía cuál, el artista respondía señalando el caballete: esto que estoy haciendo. ¿Te gusta?  Algunos seguían la conversación y otros insistían un poco y se iban riendo y comentando con el otro, sin enojos.

Hay que decir que esta sociedad no le teme ni le sorprende lo inesperado. O mejor que ciertos niveles de  lo inesperado, es esperable. Los sectores más propensos a respetar el status quo, podrían condensarse en el barrio de Caballito y en muchos de los que pasean por el parque Rivadavia. Esos sectores que quieren creer, que desean tener un patrón de normalidad, que forman parte de un proceso de conquista por lugares que consideran respetables de la sociedad (cuyo símbolo es un negocio de palos de golf frente al parque), pese a ellos, ya no son creyentes ingenuos, aunque lo sigan intentando.

A ellos es a quienes los Bancos estafaron. Los Bancos, esa institución tan significativa para quien con esfuerzo a conseguido comprar una casa, un auto y educar a sus hijos en una zona respetable de la ciudad, sin ser la más prestigiosa, los han traicionado. A sus más fieles creyentes. Porque es verdad que a miembros de algunas instituciones en crisis estos mismos sectores les permiten transgresiones que no los afectan directamente, como el caso de un sacerdote de una ciudad del norte de la Pcia de Buenos Aires, cuyo carisma le permitía tener una muy buena relación con sus fieles, aunque todos supieran que el hacía fiestas sexuales con muchachos del pueblo. Eso de algún modo acostumbra a no portar creencias muy dogmáticas, pero la traición de la institución más importante para una clase media en ascenso como es un banco, le deja una marca de descreimiento más profunda.
 Además el pequeño burgués urbano argentino se aleja un poco del tipo ideal construido por la literatura y los análisis sociológicos franceses. El nuestro tiene, de algún modo, elementos de la cultura igualitaria que se expresa en una poderosa voluntad pragmática de integración, y, en el marco de instituciones débiles, por esa misma voluntad, puede burlar a esas instituciones para quedar mejor parado en la pelea, a la vez que necesita creerles para construir su ansiado patrón de normalidad.  Este pequeño burgués, buscavida burlador de instituciones y burlado por una institución central en su cultura como es el Banco, no se asombra demasiado por la ruptura de ciertos paisajes relativamente naturalizados de la vida cotidiana. Sin embargo, algo ocurre.

Y lo que ocurre es interesante para observar. La normalidad de un parque de un barrio de clase media de la ciudad de Buenos Aires, incluye situaciones que modifican la rutina de la semana, pero sin lugar a dudas hay una rutina de parque en domingo. Y en ella se incluyen alguien que toque la guitarra, otro que camine en zancos para entretener a los niños y seguramente algún pintor que remeda una práctica plein air. Allí como un elemento constitutivo de esa normalidad de domingo en el parque, estaba Tatú con vestimentas comunes a ese mundo social y con una presentación de su persona en general nada disruptiva: portador de gestos amables al igual que sus respuestas a las preguntas también amables. Casi puede ignorarse esa presencia, de la misma manera que casi se ignora las presencias de otras personas parecidas a uno que están sentadas en un banco charlando sin producir gestos o movimientos que alteren la rutina. El mínimo gesto que la altera en este caso es desacomodador una vez que se percibe. El pintor, el caballete, los gestos, es lo esperable. Quizás hay curiosidad por ver lo que está pintando y ahí se produce el desacomodamiento: no hay tela, el pintor pinta en el aire. Y cuando lo interrogan el pintor habla de su tela y de su trabajo en curso como si existiera. Esa tela existe porque él la piensa, imagina una señora cómplice, empleada de un ministerio con vocación  por entender cierta magia del mundo artístico y siente satisfacción porque ese pensamiento le permitió imaginar que compartía algún secreto de ese mundo ignorado por los vulgares. Pero quizás, como dijo un fotógrafo que acompañaba a Tatú, lo más interesante son las miradas de los que no se detienen: porque no quieren perder tiempo, porque no se animan a asumir una situación de relativa anormalidad que tampoco genera confrontaciones ni escándalos, porque es algo que quizás tiene algún sentido para un mundo que es algo extraño y “yo no se lo encuentro porque no soy de ese mundo”, porque puede ser un poco anormal, pero el actor de la anormalidad no tiene cara de poeta maldito, no está en situación de éxtasis creador. En suma es una anormalidad que no tiene el rostro esperable de la anormalidad y quizás eso produzca un tranquilo desacomodamiento que no es conmocionante porque casi acompaña el fluir de los sentidos naturalizados de la vida cotidiana y produce un desacomodamiento que no es provocado por una retórica del manifiesto, ni siquiera es anunciado. La convencionalizada disrupcióin escandalosa forma parte de la cultura televisiva de los programas como el de Jorge Rial o de las respuestas estereotipadas de lo bueno y lo malo como en el viejo Titanes en el Ring o en los programas de Tinelli. En el caso de lo generado por “El despintor de lo imposible”, es la mirada curiosa la que percibe la disrupción en un clima de normalidad y convencionalidad contundente.

En la vida social somos moneda y reproducimos un orden, pero también acuñamos. Y ese acuñamiento no es necesariamente el gran cambio de colectivos sociales homogeneizados por banderas comunes, sino también la pequeña filtración, el mínimo gesto de desacomodamiento que como un pequeño grano de arena deja plantada la noción de “qué las cosas no son tan así”, aún en las profundas zonas de la convencionalidad de la vida cotidiana.

LR

jueves, 23 de mayo de 2013

¿Hay algo nuevo y productivo en la Facultad de Ciencias Sociales?, por Marcelo Langieri


  • A propósito de la resolución del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Sociales que plantea la igualación de género en las listas de representantes de la Facultad se crea en Sociales un importante hito renovador. Puede decirse que algo nuevo despunta en el horizonte y que es muy necesario que ello ocurra.
    La Facultad tienen una clase política envejecida, donde el envejecimiento no pasa necesariamente por la edad de los funcionarios y militantes sino por la falta de renovación de los cuadros, la falta de ideas y de la cristalización de la relación entre las Carreras.
    Es un lugar común decir que la Facultad es una federación de Carreras, tal cual lo es. Lo que no es tan común es que ello se tome como un problema frente al cual se ensayen propuestas de solución.
    La Facultad de Ciencias Sociales está hegemonizada políticamente por una mayoría asentada en las Carreras de Comunicación, en primer lugar, y de Trabajo Social y Relaciones del Trabajo seguidamente. Hegemonía política construida sobre la base de agrupaciones de graduados de esas Carreras.
    Esta hegemonía se construyó valiéndose del concurso de representantes con prestigio académico para elaborar una alternativa a la salida de la crisis del 2001 en su correlato universitario. Crisis que se relacionó e identificó internamente como crisis de la hegemonía de sociología.
    Cierto es que la Facultad se construyó con un peso importante de referentes académicos y culturales de Sociología. Carrera que contaba con una trayectoria muy significativa como disciplina y que había sido en los años '60 protagonista del proceso de modernización cultural en nuestro país. A este prestigio se le sumó en la creación de la Facultad el reconocimiento y reivindicación de la situación de persecución sufrida durante la dictadura cuando fue intervenida.
    No es menos cierto que la Carrera de Comunicación tuvo en sus fundadores a referentes no menos destacados de la cultura y de la producción intelectual entre sus integrantes. Pero estos últimos no fueron los constructores políticos de una nueva hegemonía post 2001; hegemonía que conjugara prestigio académico y saber administrativo. A partir de entonces y hasta el presente el proceso de acumulación política transitó caminos disociados de los de la acumulación de prestigio y reconocimiento académico basado en el reconocimiento intelectual. El grueso de los intelectuales fundadores en estos espacios académicos, como sucede con el resto de las Carreras, no fueron reemplazados. Salvo excepciones, el proceso está dominado por nuevas generaciones de iniciados académicos. Aquellos poseedores de un fuerte prestigio, en general, son minoría o ajenos a este proceso de construcción política o forman parte de una amplia periferia.
    Sí ha funcionado aceitadamente la realización de concursos que habilitan institucionalmente a un importante y numeroso conjunto con el cual se ha construido políticamente. Desde luego que siempre existen excepciones pero éstas no alteran las líneas de acumulación planteadas.
    El presente de Sociales muestra una perspectiva donde lo viejo se perpetúa a través de una cara maquillada.
    Se trata en fin de una ratificación de viejas relaciones, de viejas ideas, de viejas políticas. Estas palabras no pretenden instalar objeciones a personas sino a los proyectos y propuestas que éstas representan.
    La propuesta de igualación de género es un pequeño rayo de luz que proviene de fuentes ajenas a la actual hegemonía y que tiene el valor del ejemplo.
    El desafío es plantear una política de renovación capaz de recoger las experiencias realizadas y construir un nuevo proyecto de Facultad inclusivo, que contemple a todas las Carreras existentes, capaz de formular un pacto refundacional ampliamente participativo, que esté a la altura de los tiempos llenos de acontecimientos y debates que nos interpelan como ciencias sociales y como intelectuales populares críticos y comprometidos.
    Para avanzar a una Facultad mejor seguramente será necesaria la realización de un debate serio, con espíritu crítico, en base a ideas y sin descalificaciones... es decir: novedosamente.
    Marcelo Langierii
    (Obra sin título Pomarola Talk)

martes, 14 de mayo de 2013

Palestinian Women, Pomarola Talk


El 15 de mayo de 1948 es para los palestinos el inicio del éxodo, el desastre, la catástrofe, la Nakba, Con la creación del estado de israel fueron expulsados de sus hogares entre 700.0000 y 900.000 ciudadanos palestinos que se transformaron en refugiados. Hoy, de acuerdo a Naciones Unidas que también considera refugiados a los descendientes, el número es de más de 4.000.000.
La Nakba atraviesa la vida política y cultural del pueblo palestino. Es parte de los relatos políticos y de la memoria colectiva. Entre 1990 y 1992 Rosemary Sayigh realizó una investigación de historia oral con mujeres palestinas refugiadas en campos el Líbano. La mayoría de las entrevistadas tenían un familiar muerto en circunstancias trágicas. Todas ellas (de diferentes generaciones) en los distintos relatos fundamentales en la  construcción de una memoria popular, le atribuyen un lugar primordial al éxodo de Palestina “como ‘punto de partida’, en lugar de génesis habituales tales como el nacimiento, el lugar de origen o los primeros recuerdos”. …“La precisión de los detalles relacionados con ese terrible periplo preservado en la memoria durante más de cuatro decenios, subraya la significación asignada retrospectivamente a la expulsión, al éxodo siendo considerado como un error histórico, una ruptura con la Palestina y el comienzo de un éxodo precursor de otras tragedias. Devela también el proceso de formación de una memoria colectiva a partir del relato de las historias individuales y de su repetición a lo largo de las reuniones de refugiados” (Sayigh, en la revista Apuntes de investigación N 11 de  2006 Buenos Aires).
Dice Sayigh que  en todos los casos estas historias cautivan al auditorio, por el empuje dramático en las más ancianas, por la reflexividad en las jóvenes escolarizadas. Formas habituales, casi ingenuas para relatar una historia trágica cuyo punto de partida es la nakba. Narradoras  quizás no contempladas en una historiografía convencional,  y revalorizadas por Rosemary Sayigh como elementos de una riqueza fundamental en la construcción de una compleja historia nacional.
“Palestinian women” es una obra de Pomarola Talk.

domingo, 5 de mayo de 2013

For Bobby Sands, by Pomarola Talk


For Bobby Sands
El 5 de mayo de 1981 moría Bobby Sands en el hospital de la prisión de Maze, en Irlanda del Norte, luego de una huelga de hambre de 66 días. Era un muchacho de 27 años, oficial al mando de los prisioneros del IRA en la cárcel. Progresivamente se unieron a esa huelga otros 9 jóvenes del IRA y del ILNA que también murieron. Bobby Sands fue enterrado en el cementerio New Republican Plot en donde se realizó un ritual de formación militar y salvas al aire por parte de integrantes del IRA,en medio de una multitud de 100.000 personas que acompañaban el cortejo. El inicio de la protesta tenía que ver con la negación del status de prisioneros de guerra a los republicanos irlandeses por parte del gobierno británico a cargo de M Thatcher.
Las sociedades humanas en conflicto atraviesan situaciones trágicas que redundan en sufrimiento extendidos a toda la población. En esas situaciones límites los seres humanos realizan acciones de renunciamiento por su propia comunidad, inexplicables en situaciones de normalidad. La multitud que asistió a esos funerales tenía lazos tradicionales de identidad común, aunque no necesariamente poseían previamente fuerza. Esos gestos, exageradamente fuera de lo ordinario, sobre todo, conmueven. Y quizás, produjeron religamientos culturales y políticos en esa comunidad que dieron algo de la fuerza política que se necesitó para la paz.
Sobre la obra de Pomarola Talk, que claramente no es una bandera, sino apenas un pequeño gesto de habilitación de sentimientos, se arma este video.

https://www.youtube.com/watch?v=e7HNatGvI5U