sábado, 22 de diciembre de 2012

En "Ni víctimas ni verdugos" entrevista al poeta Martín Rodriguez sobre su libro "Ministerio de Desarrollo social" de editorial "Determinado rumor" ( el libro está on line).

viernes, 21 de diciembre de 2012

"Budgegrinpis", videoarte de Pomarola Talk y Lucas Rubinich con la colaboración de Ophélie Dorgans en FASE IV

Durante los días 11,12,13 y 14 de octubre en el espacio "Video al Cubo" del Microcine del Centro Cultural Recoleta y presentado por Galería Arcimboldo se expuso el video "BUDGEGRINPIS" realizado por Pomarola Talk y Lucas Rubinich, con la colaboración de Ophélie Dorgans. El video se mostró en el marco de FASE IV, encuentro internacional de arte y tecnología.



miércoles, 19 de septiembre de 2012

Xilografías de Diego Bugallo, jueves 20 de setiembre

El artista Diego Bugallo amigo de Sociología Contraataca expondrá el jueves 20 de setiembre de 17 a 19hs. en el teórico de la cátedra Sociología general (cátedra Rubinich). Se dicta el teórico con la presencia del artista e invitados y antes de irnos tomamos vino para festejra todos juntos estudiantes, profesores invitados y artista pàra celebrar otra muestra más.


Sobre Eros, de Diego Bugallo
Paticio Dean

 ¿Cómo otorgarle vitalidad a imágenes referidas a la sexualidad que se fueron convirtiendo en fetiches? Cómo encontrar la ambigüedad problematizadora e inquietante,  que el artista reivindica como un valor, en gestos que se asocian demasiado explícitamente, por consabidos, al placer sexual?¿Cómo encontrar eros, al fin, en la imagen de una mujer ofertando sus tetas o en una felatio, cuando miles y miles de imágenes de publicidad, de comics, de películas, de videos, reproducen eso como sinónimo de placer sexual y entonces quizás lo agotan, lo trivializan? ¿Cómo restituir el eros a esas imágenes aplastadas por el sentido común?. Es una muy buena apuesta artística encontrar lo maravillosos en lo cotidiano trivializado. Construir un objeto con elementos del sentido común y desacomodarlo. Eso es lo que hace el artista Diego Bugallo con esta serie de  19 grabados que titulo Eros. Es que en esas formas donde están las referencias a imágenes consabidas de placer sexual, están también, en negro ocre y blanco, las figuras abstractas que transforman en pulsión vital, en éxtasis de amanecer, a la totalidad de cada grabado. Hay fuerza de humanidad primitiva en esas imágenes, hay intimidad vitalizadora; hay, en las formas y la disposición del mínimo uso de color, la construcción de  un imaginario espacio de habilitación de los deseos.

La tradición estética moderna desde Kant  y Schopenhauer, reprimió lo explícito, el realismo sin mediaciones porque producía sensaciones que no atendían a la especificidad humana relativa al aspecto intelectual y se dirigía directamente a las sensaciones, a los sentimientos. Macedonio Fernández en Teoría de la Novela, lo manifestaba explícitamente: "Todo el arte está en la Versión o Técnica, es decir, en lo indirecto, y el horror del arte es el relato y la descripción, la imitación del gesto y las inflexiones de la voz, como fín en sí; hacernos ir a la platea para ver allí lo mismo que vemos en la calle y en casa, los cuentos de familia  y  los monstruosos o espeluznantes crímenes de las crónicas policiales de los diarios. La música no debe llorar para hacer llorar: el bandoneón que gime, el violoncello que rechina simulando ira, el órgano constantemente trémulo y debatiéndose en ahogos, no son arte". Como la obra es una construcción, más allá de que exista una referencia como puede ser la imagen de una felatio, el sentido de la obra está en los materiales y en la forma en la que esos materiales se utilizan en ese proceso de construcción. Una técnica clásica, artesanal, como el grabado, es el medio para construir un objeto artístico que se sostiene en los dichos de Macedonio, pero de una manera compleja, porque hay un movimiento de acercamiento y a la vez distanciamiento del sentido común que se torna un juego de seducción, y entonces es doblemente problematizador, primero porque ese juego con la referencia común que dice ser lo que ya no es, y segundo, porque, al fin y al cabo, construye otra cosa que de algún modo le restituye la vitalidad a gestos que la habían perdido.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Nuevo libro de poesía de Lucas Rozenmacher

Lee nuestro amigo artista Lucas Rozenmacher. Presenta su libro de poemas "De barrios, cosas, situaciones y un breve acercamiento al amor".Sabado 18, a las 19,30 en Hotel Bonito. Sociologíacontraataca apoya, promociona y celebra.

lunes, 9 de julio de 2012

Las negras cuñas de la terrible historia del Paraguay


Las negras cuñas de la terrible historia del Paraguay atravesaron nuevamente la potencialidad vitalidad de un pueblo marcado por el dolor. El martes a las 22hs. en "Ni víctimas ni verdugos" entrevistamos a Lorena Soler, socióloga implicada con la historia del pueblo paraguayo y sagaz analista de su vida política.www.realaradio.com.ar   (OBRA:Sin título, papel sobre de carta con lápiz acuarelable, de Pomarola Talk)

miércoles, 4 de julio de 2012

Destino Sudamericano (Fin d' époque), performance a cargo de Jorge Porcel de Peralta, con concepto de Lucas Rubinich


"yo que anhelé ser otro, ser un hombre
de sentencias, de libros, de dictámenes, 
a cielo abierto yaceré entre ciénagas;
pero me endiosa el pecho inexplicable
un júbilo secreto. Al fin me encuentro
con mi destino sudamericano"
.....-


El viernes a las 18hs. en el Centro Cultural de la Universidad de General Sarmiento, en San Miguel, performance "Destino sudamericano (fin d' époque) ", a cargo de Jorge Porcel de Peralta y con concepto de Lucas Rubinich.

martes, 26 de junio de 2012

Lorena Soler desde Asunción dice sin vueltas, algo sobre el momento complejo que vieve el pueblo paraguayob





La plaza de Las Armas quedó vacía

Por Lorena Soler *
Desde Asunción
Luego de dos días de convulsión política, Asunción despertó cobijada por una normalidad sorpresiva. Acaso no hay rastro alguno que indique que aquí ha sucedido un golpe de Estado. “Hoy por suerte ya estamos tranquilos”, susurró la chola en un extraño guaraní cuando compré mi religioso chipá diario.
Aquí no ha pasado nada. La brutalidad de los acontecimientos es la brutalidad del realismo político explícito. Quien gobierna con tanta normalidad en apenas horas de haber usurpado el poder, es porque lo gobernaba todo antes. En fin, Fernando Lugo no controlará los resortes básicos del Estado nacional, ni siquiera a una policía que hace apenas ocho días asesinó a varios campesinos, lo más querido de su origen y el último eslabón de su apoyo social.
Y así. Los canales locales de televisión, luego de 48 horas de transmisión en vivo, retomaron su programación habitual, una vez asumido el ahora nuevo presidente Federico Franco. El fin de la noticia es el final anunciado de un ciclo político que no deja de sorprender por la exactitud con la que se llevó a cabo, un guión en el que no hubo lugar para la improvisación. Y ahí tal vez radique la eficacia de las nuevas formas de ejercicio de los golpes de Estado en América latina. Un golpe de Estado en tiempos televisivos.
Las corporaciones del agronegocio (que el Estado paraguayo dejó crecer a falta de un proyecto regional de desarrollo económico alternativo) junto con una la clase política alienada borraron de un plumazo “legal” a un presidente constitucional. En aras de legitimidad de la legalidad, los golpistas se preocuparon por articular las tramas del sentido político en la utilización de las herramientas legales habilitadas por la Constitución y, con ellas, presentar una impecable continuidad institucional. En horas, Federico Franco ya tenía su nuevo gabinete y dos o tres medidas desempolvadas, entre ellas una alianza económica explícita con el mundo asiático.
La apelación a la legalidad para conservar el poder (incluso para violarlo) no es una novedad en el mundo occidental, pero mucho menos en estas tierras, donde gran parte del basamento y de la estabilidad stronista deben explicarse por ello. Sin embargo, la legalidad será el principal argumento con el que tendrá que batallar la Unasur, que adeuda al menos decir algo más de lo que implica no reconocer a Franco. Pues hasta hoy, los organismos regionales representan el único escollo a la gobernabilidad del nuevo presidente.
Sin embargo, la posibilidad de apelar a una legalidad abstracta, profundamente ideológica, pero disfrazada de imparcialidad, sólo es posible cuando no hay actores, sectores que disputen ese argumento. Por allí sólo quedan algunos ciudadanos de las redes sociales que son pura incógnita en su capacidad política.
Entonces, la normalidad se hace carne en una cotidianidad social. ¿Qué es lo que ha ocurrido para que los cambios políticos e institucionales, y su actual gravedad, no repercutan en la vida diaria de muchísimos paraguayos? Ahí se devela la gran deuda del luguismo. Por esa brecha amplísima entre dos mundos escindidos, desconectados, la vida política y la reproducción social, Lugo pudo ser presidente. Por la continuidad de esa misma brecha, es decir, una representación política hecha añicos, partió del gobierno, sin que su destitución interpele “la normalidad”.
Y como si no alcanzara, su por ahora último discurso desde el palacio presidencial exhibe precisamente la política en estado de tragedia: sólo se puede gobernar Paraguay si se pertenece a las mafias, la clase política o se pacta con el negocio del narcotráfico. En pocos minutos, la plaza de Las Armas quedó vacía. El sentido último de lo público ya no tenía derecho a existir.
* Socióloga Conicet-Iealc.

sábado, 23 de junio de 2012

El dolor paraguayo.

Lorena Soler, compañera de sociocontraataca, construye una crónica implicada  y sensible sobre la situación del hecho dramático que afecta al hermano pueblo paraguayo.
Paraguay: crónica de un golpe de estado, por Lorena Soler
SÁBADO 23 DE JUNIO DE 2012
Por Lorena Soler
Asunción amaneció extrañamente fría. También especialmente militarizada. Sólo algunos comercios se atrevieron a levantar sus persianas. La ciudad estaba silenciada, sin transporte ni caminantes. Los paradores de comida habían desaparecido. Sólo en las paradas de taxis, que conservan sus televisores colgados de viejas columnas, podían observarse manifestantes que pispeaban noticias en la procesión hacia la plaza. En ella, las campesinas reemplazaron la venta de chipá por viejas radios. Lo importe, sin duda, era la inmediatez de las noticias que corrían a un ritmo inesperado.

Para ingresar a la Plaza de Armas, la plaza de la “resistencia” frente al Congreso, era necesario atravesar varios controles policiales. Mayoritariamente, jóvenes y campesinos, con pancartas de cartón producidas bajo urgencia, expresaban odio, también de clase, contra los “senadores corruptos”. Los cánticos eran “Lugo, amigo, el pueblo está contigo”. Es que ese presidente es un hombre del pueblo campesino, origen privilegiado para ganar las elecciones en 2008.

En la Plaza se había improvisado un precario escenario con audio desafinado. Allí subieron varios ministros del frente político luguista, personalidades de la cultura y, paradojas de la historia, quien supo ser el gran líder del Partido Liberal en la transición a la democracia, Domingo Laino. En sus discursos, todos apelaron al guaraní y a la frase “dictadura nunca más”.

A la Plaza habían llegado manifestantes desde la tarde del jueves 21. Ese día, diputados y senadores habían aprobado por unanimidad el juicio político al presidente constitucional Fernando Lugo. Tres horas antes, los ministros y funcionarios del Partido Liberal que formaron parte de la coalición de gobierno renunciaron en su totalidad. La suerte del juicio político estaba cantada. El Partido Liberal y el Colorado, creados en 1887, han conservado a lo largo de toda la historia una predominancia en el sistema político. Juntos a la derecha modernizante Patria Querida y la escisión colorada que responde a Lino Oviedo (UNANCE), habían acordado destituir a Lugo.

La única esperanza era UNASUR. Los cancilleres mantuvieron reuniones maratónicas con las fuerzas políticas, cobijaron al presidente y pronunciaron un comunicado contundente. No reconocerán a un presidente surgido de un proceso indebido como el que se estaba cursando. Nicolás Maduro, como buen chavista, fue por más. Tomó el micrófono y gritó que Venezuela retira toda colaboración. Pero ello no alcanzó: acaba de asumir la presidencia el vicepresidente Federico Franco, primer presidente del Partido Liberal desde 1939.

Los sobrantes argumentos jurídicos acerca del “indebido proceso”, la inconstitucional de un juicio sin argumentos legales ni políticos, obliga a buscar la causas del golpe de estado en una clase política que, por lo menos desde el stronismo, sigue manteniendo el control del Estado, que Lugo no pudo controlar ni generar un grupo propio para alcanzarlo. Hasta la Iglesia le pidió que dejara la presidencia. Los otros pequeños movimientos y ciudadanos sueltos, por su propia condición, no inciden en estas urgencias.

Hoy, parte de esa clase política trasparentada en un decadente Congreso, sin representación social y aislada de los procesos latinoamericanos, se defiende aferrándose a los elementos más conservadores del sistema político: el control de la presidencia. Cree que con ello puede asegurar su reproducción en un sistema en una franca crisis de representación. Mientras, en cada uno de los rincones de este dolorido país, hay muchos que esperan de una fuerza política capaz de interpelarlos.

La reciente matanza de once campesinos miembros del Movimiento Campesino de los Carperos y cinco policías, brindaron los argumentos finales para responsabilizar al gobierno, según lo expresaron senadores y corporaciones mediáticas: “Lugo alentó la lucha de clases”. Se apeló al miedo como memoria muy vivida. No sólo de la dictadura, sino a las muertes en 1999 de jóvenes intentando defender otro orden democrático.

La destitución parlamentaria de Lugo ya había sido intentada otras veces. La diferencia fue el respaldo del sector del Partido Liberal que responde al vicepresidente Franco. Había obtenido el último lugar en las internas de su partido, inhibiéndolo de ser candidato en las presidenciales de abril de 2013. Fue entonces el último manotazo por controlar el proceso electoral. Nunca se convocó al directorio del Partido Liberal para consultar sobre el destino luguista. Por el contrario, se armó un comité político que respondía a Franco, para que le allanara el camino a la presidencia. Parte de todo esto es también la crisis interna del Partido Liberal.

Sin embargo, si la historia es cíclica, el próximo presidente será del Partido Colorado, y en el peor de los escenarios, el megaempresario Horacio Cartes. Si lo que quede de los partidos de izquierda que acompañaron a Lugo logran reposicionarse, entonces aprenderán que se debe ganar elecciones, pero también generar una nueva fuerza política. Llegar a la presidencia sin representación en las cámaras, sin adoptar decisiones que permitan una legitimidad amplia, confirma las consecuencias de otra frase mítica de la campaña luguista: “justo en el medio, como la ranura del poncho”.

La destitución de Lugo fue vertiginosa. Pero, después de su último discurso como presidente, no dejó otra opción que el vaciamiento de la plaza. Solo quedaron las radios de fondo y una espectral sensación de frío.
*La autora es socióloga y becaria de Conicet/ Iealc

viernes, 15 de junio de 2012

Tres solistas experimentales en el Sexto Cultural

Esta noche viernes 15 de junio 21hs. en el Sexto Cultural Federico Lacroze 4181. Tres solistas y la obra Uterotopo de Ophleié D'or. Alrededeor y dentro del Uterotopo tocarán sus singulares intervenciones en Bandoneón El Amateur, la guitarra de Germ, ECHM , y la otra guitarra y voz de Lola Travaille

jueves, 7 de junio de 2012

Cachafaz:Tatiana Santana y Claudio Pazos en la REA entrevistados por Pomarola Talk y Lucas.








Cachafaz:Tatiana Santana y Claudio Pazos en la REA entrevistados por Pomarola Talk y Lucas. Luisina de Recoleta, oyente habitual de Ni víctimas ni verdugos estaba con sus amigas y novia, y era la noche de su cumpleaños 23. Se destapaba el Cynar y se preparaba el mojito de cynar: Había calor humano para pelear el frio que penetraba por las vidrieras de la REA. Martín acomodaba las letras pertinentes para armar un afiche en la imprenta alemana de tipos Phoenix presse que perteneciera a Severino Di Giovani. Ophelié susurraba trozos de La marsellesa a capela porque Lucas había recordado el significado revolucionario a fines del XIX y principios del XX de la canción francesa. Los martires de Chicago la fueron cantando camino al cadalso y hoy resonaba en este ambiente con marcas del mundo libertario. Belén y Loló preparaban la salida al aire, cuando llegaron y le agregaron más onda todavía al lugar Tatiana y Claudio. Pomarola había seleccionado algunos momentos libertarios de Cachafaz y también los marcados por la fuerza mística de Almafuerte. En fin, una noche mágica en el triángulo mágico en el que confluyen Boedo, Pque., Chacabuco y Caballito

lunes, 4 de junio de 2012

"Ni víctimas ni verdugos" entrevista a Tatiana Santana, la directora de "Cachafaz" de COPI


Hace 2 segundos
Mañana martes 5 de junio, a las 22hs. en "Ni víctimas ni verdugos"(REA)www.realaradio.com.ar entrevistamos a Tatiana Santana y quizás a uno de sus geniales actores.Tatiana dirige una potente y conmovedora puesta de "CACHAFAZ" la ultima obra de Copi: sobre un alucinante grotesco se arman una rebelión popular que habilita al odio santo de los oprimidos a realizar de hecho una justicia pecadora practicando lo que la buena sociedad pudo legitimar en casos de apuesta de sobrevivencia: la antropofagia. Un héroe popular heredero del Moreira de Favio, de la Evita de Perlhonger, de la irrefrenable y trasgresora voluntad de justicia mística de Almafuerte y también una historia de amor sin correción política, con el dolor y el dramatismo que hay en los bordes de la sociedad y la cultura. Hay que ver esa obra y mañana a las 22 hs. escuchar nuestra entrevista a Tatiana.





FICHA ARTÍSTICA Cachafaz: Emilio Bardi La Raulito: Claudio Pazos Coro de vecinas: Rosario Albornoz, Catalina Lescano, Patricia Martínez y Pilar Rodríguez Rey Coro de vecinos: Andrés Granier y Marcelo Lirio Músicos en escena: Joel Maiante, Pablo Martínez y Eugenio Sánchez Escenografía: Rocío Matosas...


sábado, 2 de junio de 2012

El dark room construído con sensibilidad sociológica.

Sociología inteligente la de Ernesto Meccia. Construye objetos poderosos deteniéndose en algunos gestos de zonas particulares de la vida urbana: no folkloriza, ni tampoco lo mira desde el podio del saber. Con ese saber da cuenta de las mínimas y complejas formas de la acción social y permite con ello reflexionar-desde la sociología-sobre la vida.
Artículo de Ernesto Meccia, sociólogo sensible, amigo de sociología contraataca

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-2471-2012-06-01.html

Mi mundo

Elogio de la oscuridad

¿Qué puede hallar un sociólogo que se aventura en un dark room? Un lugar para ir de vacaciones: el espacio donde se busca y se encuentra a tientas puede ser un excelente lugar de veraneo para la presión de identidad que se vive todo el año.

Por Ernesto Meccia
Primero tendríamos que dibujar un plano de estos lugares para el esparcimiento: casi siempre existen tres sectores –o “territorios”, en el sentido más profundo del término– que dejan alternar entre la luz, la oscuridad y el limbo de la penumbra: el bar con su barra, las sillas y acaso algunas mesas, los pasillos que a menudo diseñan una cuadrícula a media luz que dan a cuartitos cuyas puertas pueden cerrarse y, por último, el mítico cuarto oscuro que suele tener la forma de un laberinto. Lo último no es broma: baste con recordar las veces en que los asistentes novatos chocaron sus narices con una especie de chapa blanda que, seguro, no oficiaba de muro sino de guía.
En segundo lugar, podríamos pensar qué hace la gente en esos lugares. Pero así, dicho en plural. Deseo demostrar que si pensamos en los espacios más iluminados y los menos podremos entender mejor lo que ocurre en el más oscuro de todos, que es el que más nos interesa.
Evitando cualquier malicioso equívoco moral, digamos que en el bar la gente está para “mostrarse”, para “exhibirse”, para dejar ante los demás un claro y visible testimonio de sí, del tipo “yo soy lo que ves”, lo cual equivale a decir que la zona luminosa es utilizada para individuarse. La individuación es posible en tanto y en cuanto se ostenten marcadores de “identidad social” y de “identidad personal” que –se espera– serán tenidos en cuenta por los otros si es que quieren establecer un intercambio sexual. Ejemplos de marcadores del primer tipo estarán en las conversaciones que se entablen (lugar de veraneo, nivel educativo, ocupación laboral) y si las mismas no tuvieran lugar podrían inferirse por intermedio de la ropa, y si la gente no tuviera la ropa puesta, por los accesorios. Los marcadores de la segunda, en cambio, hacen referencia a lo que esas personas serían capaces de hacer en los intercambios sexuales, y aquí no hay tutía: a diferencia de la web, donde puede emplearse hasta empacharse la expresión “versátil” o inducir pensamientos a través de fotografías expresamente trucadas, en los bares la gente se mira en vivo y en directo y, en consecuencia, de tal postura corporal, de tal actitud, de tal mirada pueden inferir si se está ante un codiciado “activo”, o un “pasivo”, o un fatalmente escaso “popperiano”, entre tantas otras marcas posibles.

Trapitos al sol

En esos lugares que favorecen intercambios que duran tanto como un suspiro, naturalmente, la última clase de marcadores tiene predominancia. En resumidas cuentas: es en la zona luminosa donde las personas se muestran (“pelan”, podríamos decir, sus atributos), presuponiendo que, en tanto individuos, recibirán un trato concordante. Pareciera haber en cada uno la esperanza, de que se ponga en acción una lógica de “responsabilidad sinecdóquica” como decía el sociólogo Erving Goffman, es decir, que los demás tomen una parte mía (la que mostré a la luz) como manifestación de mi todo, y si ello ocurriera, yo tendría que comportarme simétricamente, es decir, tendría que cuidar que ninguna de mis manifestaciones futuras contradigan la información que brindé. Por ejemplo: si alguien dio muestras por cinco segundos de ser “activo”, luego deberá serlo a tiempo completo.
Obviamente, si las cosas sucedieran así, entonces, el bar (la luz) estructuraría la dinámica de esos lugares: el activo iría a un cuartito con un (o unos) pasivos (claro que lo inverso es cierto también), un musculoso con un “ídem cero plumas”, y un sádico con un masoquista, y súper etcétera... porque todos harían lo que permitieron entrever.
Pero esto no tiene nada de obvio, porque la cuestión es que los humanos somos seres de impulsos variables que tenemos ganas de hacer más cosas (y/o otras cosas) que las previsibles, que las que dijimos que íbamos a hacer. Ello tiene estrecha relación con la problemática de la identidad: no somos nada, no nos reconocemos sin ella, pero al mismo tiempo sentimos que nos aprisiona con los dulzores de la seguridad existencial. En este sentido, todo bien con la responsabilidad sinecdóquica (cuyo propósito es el de “no me confundas”), pero hay que reconocer que a veces funciona como una cárcel.

Me tomo cinco minutos...

¿Y si nos tomamos unos minutos y nos olvidamos de nosotros mismos, nos desindividuamos? ¿Y si nos destituimos de los atributos que mostramos a la luz? ¿Y si nos invisibilizamos y nos dejamos llevar por el imán de la nada, tanteando carne por la oscuridad mientras se tiene la sensación de que la música electrónica suena a miles de kilómetros de distancia? ¿No sería un merecido descanso de los deberes identitarios? Y aclaramos que no estamos sugiriendo nada parecido al reniego de la identidad sino a descansar un poco de la misma (así como pensamos las vacaciones del verano).
Si volvemos a mirar el plano del lugar e imaginamos a la gente moviéndose dentro suyo, veremos cuán irresistible es el tránsito hacia la oscuridad destituyente. Y es que lo dicho debe ser muy cierto: ¿por qué, si no, quienes tiene todas las de ganar a la luz (remarco el sentido futuro) entran allí? ¿Por qué, quienes ya ganaron a la luz y con todas las de la ley, luego se dan una vuelta por el celebérrimo dark room?
Ahora tenemos más elementos para ver en la oscuridad: si el bar era el lugar para la individuación, el dark es el lugar para la fusión y la coalescencia, el sitio por excelencia donde lo social se vuelve, por un instante, más puro y colectivo, más deliciosamente casual y lúdico que nunca. Por eso mismo, los intercambios grupales (también llamadas “orgías”) se producen con harta más frecuencia en entornos sociales como éstos, que propenden al borramiento de fronteras en los cuerpos.
Probablemente, la asiduidad de la asistencia no le quite intensidad a la circunstancia de atravesar por las dos circunstancias (luz y oscuridad) en un mismo día. Tal vez por eso no sea infrecuente encontrarse en los pasillos a asistentes que están –aparentemente– sin hacer nada, con la mirada como perdida en un recuerdo o en una anticipación, frente a cuartitos que pueden estar vacíos, con las puertas abiertas. Así como el dark les permitió descansar de la luz, la penumbra de los pasillos pareciera dotarlos de coordenadas necesarias para encarar la tercera circunstancia de salir a la calle.

viernes, 18 de mayo de 2012

"Ni víctimas ni verdugos" desde LA MULTISECTORIAL INVISIBLE en ARTEBA, hacia el mundo.

El jueves a la noche pancho, Pomarlola Talk y Lucas R II entrevistamos a la artista conceptual, performer y feminista queer EFFY. El viernes a la mañana Lucas y Pomarola hablaron sobre la revitalización de la política y de allí surgió una alianza entre dos movimientos El movimiento hacia el erotismo y los Anarkomimosos de La Plata y se propuso una gran marcha el 26 de mayo desde La Boca hasta la fuente de la Lola Mora por el placer  y el erotismo






lunes, 14 de mayo de 2012

"Ni víctimas ni verdugos" el clásico programa de realaradio.com.ar en ARTEBA el jueves a las 19,20hs.


"Ni víctimas ni verdugos" en ARTEBA el jueves 17 de mayo en la obra-radio MULTISECTORIAL INVISIBLE, de 19,20 a 20,10hs. Pilotos a cargo, sin plan de navegación, sin carnet de timonel e iniciados en nudos marineros: Pomarola Talk, Pancho Langieri y Lucas Rubinich II.
Este jueves en ARTEBA entrevista a effymia, artista conceptual,performer y feminista queer

domingo, 6 de mayo de 2012

¿De qué oligarquía me hablás?.

Desacomodando sentidos comunes circulantes sobre consumos de elites, nuestro amigo Claudio Benzecry habla con sensibilidad agudeza y afecto de un público de sectores medios, consecuente y apasionado amante de la ópera.



La ópera no es aristocrática

Mitos y verdades del público del Colón

Una investigación revela que el perfil real de sus asistentes no responde a los estereotipos
Por Hernán Iglesias Illa  | Para LA NACION
N
UEVA YORK.- Una tarde de 2002, Claudio Benzecry subió en un ómnibus frente al Teatro
Colón y viajó más de 50 kilómetros con un grupo de fanáticos de la ópera hasta el Teatro
Argentino, de La Plata, para ver el estreno de una puesta de La Bohème . Durante el
trayecto, una mujer se le acercó y le preguntó quién era: "Acá nos conocemos todos y
nunca te había visto". Cuando el sociólogo Benzecry le explicó que estaba en aquel ómnibus porque
quería estudiar al público de la ópera en la Argentina, especialmente el público del Teatro Colón, la
mujer le respondió: "Muy inteligente de tu parte. Hiciste muy bien en venir acá".

Y después le dio una recomendación que terminaría siendo clave: "También deberías ir a la parte del
teatro donde la gente asiste de pie. Ahí aprenderás unas cuantas cosas. Los que van al gallinero son
los que realmente aman la ópera y saben todo sobre ella". Benzecry, que estaba preparando su tesis
de doctorado en sociología para la Universidad de Nueva York (NYU), aceptó el consejo de la mujer y
dedicó los años siguientes de su vida a estudiar al público del Colón en general, pero en particular al
muy peculiar e inclasificable grupo de gente que llena los tres pisos más altos del teatro. La
investigación y el esfuerzo de Benzecry se vieron recompensados el año pasado con la publicación de
un libro en inglés, editado por la editorial de la Universidad de Chicago, y su publicación, este mes, de
la versión en castellano, El fanático de la ópera: etnografía de una obsesión , editada por Siglo XXI
Editores.
A mitad de camino entre el libro académico y la crónica periodística, Benzecry, de 40 años, narra su
propio descubrimiento del submundo que habita en los techos del Colón (en la tertulia, a donde sólo
pueden ir hombres; la cazuela, sólo habitada por mujeres, y el paraíso, donde pueden ir parejas) y
descubre que la pregunta más interesante es: ¿qué quiere decir "enamorarse" de algo como la
ópera? Hijo del director de orquesta Mario Benzecry, el autor incorpora también sus recuerdos como
niño y adolescente entre las bambalinas del Colón -donde su padre dirigió varias veces a la
Filarmónica de Buenos Aires y, durante dos años, a la orquesta del ballet- para poner en duda
algunos de los preceptos de la sociología. Leyendo a Pierre Bourdieu y otros autores clásicos,
Benzecry había aprendido que el público de alta cultura quiere "distinguirse" socialmente y
moralmente de otros grupos. Pero Benzecry, recordando a las personas que se acercaban a su padre
en los años 80 y las personas que conoció en los primeros tramos de su investigación, como aquella
mujer en el ómnibus a La Plata, sintió que en el público del Colón había algo más que pretensiones
sociales. Eso es lo que quiere probar en el libro: que el público de los pisos altos del Teatro Colón -
normalmente de clase media, formado por personas solitarias y algo tristonas que saben muchísimo
de ópera- no sólo va al teatro para ganar estatus social, sino también para expresar una variante
extraña del amor: el amor por la ópera.
-¿En qué momento empezaron a chocar sus recuerdos de infancia con sus lecturas
académicas?
-Mi recuerdo de cuando era chico era que la gente que se acercaba a mi viejo o a los músicos
después de la función era gente con la ropa gastada, pitucones en los hombros y que hablaba como
los viejos hinchas de fútbol: «Yo lo vi debutar a usted con el violín en 1954». Cosas así. Después,

cuando empecé a leer a Bourdieu y otros autores sobre los gustos de las elites, vi que aparecía todo
el tiempo la asociación entre música clásica, ópera, alta cultura y capital cultural. Y sentí que había un
desajuste entre lo que la sociología dice sobre cómo funcionan esos mundos y mi experiencia y mi
recuerdo. El registro de estatus y clase social también existe, por supuesto, pero no es el único.
-O sea que hay algo más. La gente no va al Colón para aparentar.
-Exacto. Hay una relación con el estatus, pero funciona muy distinto. La versión de la sociología más
clásica es: yo cambio esto por otra cosa. Yo acepto ir al Colón y cambio eso por figuración social o
conocer gente para conseguir un trabajo o un negocio. Yo me encontré con algo que era incambiable,
porque si vos decís que vas al Colón cuatro veces por semana, es probable que lo vean como medio
raro.
-¿Cómo definiría a estas personas? En el libro dice que la mayoría es de clase media, desde
abogados hasta empleados estatales.
-Socioeconómicamente no me terminó de quedar claro. Con la que hablé, me decían que habían
nacido o tenían familia en Arrecifes, Salto, Colonia Pringles, las afueras de Bahía Blanca. Se repetían
los mismos nombres, donde probablemente paraban compañías itinerantes que hacían fragmentos de
óperas. En la Capital, aparecían muy mencionados barrios clásicos de clase media, como Flores,
Floresta y Devoto; además de Avellaneda y Lanús. Y también está la cuestión italiana, cuyos
inmigrantes tenían una fuerte tradición de afición por la ópera. Algunos te cuentan que ingresaron en
la ópera yendo al viejo teatro Marconi, que estaba en Once.
-¿Los de arriba son más fanáticos que los que tienen abono?
-No, no. Es algo que se dice, pero yo, de hecho, conocí arriba a personas que tienen abono, pero que
cuando quieren ver una ópera por segunda vez, van arriba. Porque es imposible sacar cinco abonos.
Quiero decir: a diferencia del público tradicional y de los fundadores del Teatro Colón, que eran las
viejas familias tradicionales, la gente de arriba no tiene la fantasía de ver a una Argentina potencia,
moderna, integrada al mundo y a la alta cultura. Además, en los últimos 20 o 30 años el Colón dejó de
ser un lugar importante de circulación social, en términos políticos y socioeconómicos. Los
presidentes y los jefes de gobierno ya no van a la ópera. La red de las familias tradicionales todavía
existe -Amalita donaba plata todos los años-, pero eso financiaba el 10%, como mucho, del
presupuesto del Colón.
-¿Hubo algún afecto de la crisis de 2001-2002 en el público del Colón?
-Los fanáticos de la ópera durante mucho tiempo sintieron que el Colón era una especie de isla, o de
refugio, de la decadencia del país. Ni el peronismo ni la dictadura, por ejemplo, se metieron
demasiado en el Colón. Ya no lo es más. O por lo menos no lo era cuando yo hice las entrevistas, en
2005 y 2006. Me decían que los músicos ahora «tocaban en mangas de camisa». O me marcaban la
suciedad, la decadencia del edificio, los vagabundos durmiendo en la puerta, los volantes de «cambio
cartucho de impresora» pegados en las paredes. Sentían que había una degradación de afuera hacia
adentro del Colón. Y aparecían muchos de los reclamos de la clase media de esa época: «Esto es el
Colón piquetero». O: «Esto es una oficina pública con escenario».
-En el libro dice que el público del Colón valora mucho "saber" de ópera. ¿Saben de verdad
o fanfarronean?
-En general, saben de verdad. Tienen ese ethos de la clase media de ganarse el mérito, de «hago
esto y lo hago bien porque me esfuerzo». Pero, además, algo que ocurrió específicamente en el
Colón es que el público de arriba se desarrolló casi al margen del público de abono, en buena parte
porque el Colón tiene puertas de entrada distintas para cada uno de estos grupos. La gente de los
palcos entra por Libertad y los de arriba entran por Viamonte o Tucumán, según el sector. Y nunca se
cruzan. Nunca dicen: «Vamos a toa tomar un café» y están mezclados los de los palcos con los de
cazuela y tertulia. Y eso significa que se armaron normas de reclutamiento y etiqueta propias, sin
necesidad de copiar las de la elite.
-Da la impresión de que les gusta hablar de sí mismos.
-Mucho. Cuando me veían con el bloc o se enteraban de que estaba estudiando al público, venían y
me decían: «Anotá esto», o «Acá lo importante es...». Para mí fue superdisfrutable, en parte porque el
público del Colón es gente que no tiene a quién contarle esto. Hay mucha gente sola, o que va al
Colón empujada porque no tiene otros espacios dónde compartir su pasión por la ópera y eso a su
vez refuerza el ir al Colón, que es el único lugar donde puede hablar del tema. Algo que me decían
mucho era: «Acá me entienden y me respetan».
-¿Charlan mucho entre ellos, se hacen amigos?
-Sí, pero los momentos de sociabilidad son cortos. La gente va un rato antes a sacar la entrada.

Conversan ahí y durante los intervalos, pero no durante la música, porque está supermal visto. A mí lo
que me llamó la atención es que a la salida no se habla. Hay un desagote fuertísimo de hablar en la
escalera, yendo hacia la salida, pero después cada cual se va por su lado. Yo tenía la fantasía de que
iba a tener unas cenas buenísimas, pero no había nada de eso.
-¿A ellos les gustaría que la ópera fuera más popular, o les gusta sentirse exclusivos?
-Es raro, porque, por un lado, creen que la ópera es lo máximo, y por eso debería gustarle a mucha
más gente. Pero la ópera no es una marca de clase, es una marca de espiritualidad. Les gusta que
vayan chicos de las escuelas al Colón, y al mismo tiempo, se ven a sí mismos como parte de una elite.
¿Qué pasaría si se abrieran las compuertas del Colón y el Gobierno declarara un «Opera para
todos»? No sé si les gustaría.
-¿Se sienten como una especie de refugiados culturales?
-Yo digo que hay un «efecto Asterix». Ellos hablan mucho de la decadencia cultural argentina y, en
esta narrativa, se ponen a sí mismos como la última aldea que resiste al invasor. Muchos son
antifutboleros, pero mucho más que eso critican la cultura basura, a Marcelo Tinelli. A Tinelli le pegan
con todo lo que hay. .







viernes, 20 de abril de 2012

Artículo de Effy Save sobre la performance

Effy Save, amiga, artista, no anda con medias tintas.Ni en sus obras, ni, como en este caso, en las reflexiones que produce sobre una forma de construcción de objetos artísticos. La gran lucha por la emancipación humana se fortalece con miles de pequeñas acciones que desacomodan lo dado, lo aprendido, lo que es así. De múltiples formas Effy genera ese tipo de acciones. Básicamente en su vida, en su obra artística y también en su papel como intelectual.
http://effymia.blogspot.com.ar/


La performance, hija desaparecida de las artes visuales

de Effy Save, el Viernes, 20 de abril de 2012 a la(s) 12:19 ·
Un artista se hace un tajo en la piel, sangra y contiene el grito. Otro artista simula que se hace un tajo en la piel, usa pintura y grita. Ya han pasado casi tres décadas desde que Argentina recuperó la democracia y con ello empezó un lento proceso de sanación de una herida que no cierra. Aún se ven las secuelas de una nación atravesada por una dictadura, el exilio, el silencio, la tortura, la censura de una generación de pensadores, entre los cuales estaban los artistas. Una de esas secuelas, al parecer poco importantes en un escenario tan dramático, es la identidad robada de la performance.
La actual universidad de artes visuales con mayor prestigio del país tiene diversas orientaciones: Pintura, Escultura, Grabado… todas relacionadas a las artes tradicionales excepto una que incluye las nuevas tecnologías. La mayoría de los estudiantes desconoce lo que es la performance, o da por sentado que es hija de las artes dramáticas. Tampoco hay un desarrollo claro sobre el arte conceptual. Los circuitos artísticos parecen detenidos en el tiempo, donde el descubrimiento más reciente es la fotografía y el video.
De vez en vez uno puede encontrar una instalación, y lo más cercano a la performance son las manifestaciones artísticas en las marchas. A los estudiantes de artes visuales se los seduce con el Picasso que reinterpreta la realidad con pocas líneas, y nada se habla del Picasso que pegó un fragmento de diario en un cuadro y dio ese casi invisible paso donde el arte visual deja de representar un objeto y directamente lo presenta. Duchamp es un loco lindo que se lo nombra en algunas materias teóricas, pero sólo para problematizar lo que es el arte y no para repensar nuestras propias prácticas artísticas.
No es casual que prácticamente nadie esté familiarizado con los trabajos de Marina Abramóvic, Joseph Beuys, Ana Mendieta o Vito Acconci. Mientras en otras partes del mundo el arte visual se desprendía completamente del lienzo, acá había que tener cuidado de qué hacías con el pincel. Y cuando el silencio fue finalmente interrumpido, tal vez el primer trabajo de los artistas visuales con fuerte presencia del cuerpo fue el famoso “Siluetazo” donde justamente se denunciaba la ausencia del mismo.
Ahora, las camadas emergentes de artistas jóvenes nacieron tras 1983. La performance empieza a resurgir con más fuerza, y más bajo el interés de los artistas dramáticos que buscan alejarse del personaje, o de artistas visuales que aún tímidos utilizan elementos del teatro para poner aún una distancia entre su cuerpo y el arte, una suerte de escudo a ser vistos completamente símil al lienzo. Entonces simulan hacer en vez de hacer, y no son enteros, son parciales porque también simulan sus estados en base a un sentimiento que no fue simulado.
Pocas galerías apuestan por la performance, aún el país no entiende muy bien qué es ni cómo se administra. Los artistas nacionales interesados en profundizar su producción no encuentran muchos espacios, ni colegas, ni réditos económicos para despedirse completamente de las artes tradicionales.
En todo este tiempo, la performance, que fue parida por las artes visuales, ha sido apropiada por las artes dramáticas, tal vez porque simulando es la única manera que tenemos de ser tras haber pasado por un periodo donde "ser" es algo que resulta amenazante y peligroso.
Un artista simula herir su cuerpo y grita, otro artista lo hiere honestamente y trata de no gritar. Los ojos argentinos aún desconcertados se dividen entre los que necesitan ver y los que necesitan seguir mirando para otro lado.
Algunos artistas visuales quieren recuperar a su hija perdida. Algunos artistas dramáticos se han encariñado sintiéndola propia. Al parece una custodia compartida es lo menos traumático. Mientras tanto, el arte, que tiene una función primordial para que la sociedad se repiense, plantea que hay mucho trabajo por delante con esta herida que no cierra, y que posiblemente no cierre jamás.

sábado, 14 de abril de 2012

Los intelectuales y "el efecto Don Quijote"



Los intelectuales y “el efecto Don Quijote”.

Lucas Rubinich

Cuando surge el interrogante acerca de si la voz de los intelectuales conserva prestigio y autoridad en la sociedad contemporánea es difícil no atribuirle un velo de la nostalgia a esa formulación. Ocurre que el papel sigue estando habilitado como expresión de esa tradición, pero se encuentra ante un escenario en el que sus grupos, instituciones y estilos de acción se han visto afectados por un proceso de reacomodamientos estructurales y simbólicos y han perdido posiciones en un sistema de jerarquías habilitados para hablar con autoridad de la virtud pública. Esta situación de desajuste entre lo incorporado como parte de una experiencia histórica que aparece desvalorizada, y resignificaciones de sensibilidades y formas de organización del mundo social y cultural que no se corresponden con esa experiencia, es denominada por la sociología cuando se imagina más científica clásica, histéresis, y cuando es seducida por la literatura, “efecto don quijote.”

En todo el mundo occidental ocurre algo parecido. No obstante, en argentina de los últimos años parecen haber resurgido los debates entre intelectuales. Centralmente y planteado de manera condensada, entre tres posiciones: 1)grupos que apoyan al gobierno del que saludan su salida de los noventas y su pelea con la hegemonía neoliberal; 2)otros que observan solo modificaciones superficiales de las instituciones construidas por esa hegemonía neoliberal, y 3)los que reeditan los temas del antiperonismo cultural tradicional denunciando lo que ven como el desprecio a la cultura e instituciones republicanas. Todos ellos son portadores de discursos débiles, todos ellos también, en tanto iniciativa, resultan a la vez un tanto extemporáneos, y familiares.

Es que este tipo de intervenciones forman parte de la historia occidental del último siglo y medio: referentes del mundo de la cultura y la ciencia emiten opinión, con autoridad, sobre cuestiones públicas. Claro que hay algunas diferencias sobre todo en lo que hace a la cuestión de la autoridad, al grado de reconocimiento social entre estas manifestaciones y los espacios concretos que las avalan, y las existentes en momentos anteriores La ciencia y el arte, de algún modo en el siglo XIX avanzado, parecían desplazar del podio utilizado para proclamar valores universales a la religión, y se convertían así en un espacio prestigiado no solo para hablar de sus especificidades, sino para intervenir sobre cuestiones morales: por ejemplo, Zola fundacionalmente, Lugones en argentina, y Sartre como el ultimo gran faro.

La diferencia con el presente es que hay un campo cultural dramáticamente inficionado en su autonomía, entonces sin la autoridad de esos otros momentos frente a la sociedad, y además hay nuevos espacios con significativa capacidad de imposición de visiones del mundo. Básicamente tres: a)el de los nuevos medios de comunicación que entre otras cosas resultan en una democratización de la opinión, b)el de los clásicos medios de comunicación de masas con sus periodistas de opinión e intelectuales habitués revalorizados por el deterioro de la autonomía cultural y académica, y además c)el de organizaciones fuertes que conforman un mercado de la virtud pública internacional, que algunos han denominado la nueva filantropía hegemónica. Este último es quizás el más poderoso simbólicamente y con una gran capacidad económica. Estas organizaciones que acolchonan su heteronomía de los poderes políticos y económicos a través de las grandes fundaciones internacionales ligadas a políticas de estados poderosos y de corporaciones, se mueven con rapidez en el mundo a la manera de una transnacional de servicios simbólicos. Así, entre otras muchas, Médicos sin fronteras, Greenpeace o Human Rights, por ejemplo, reclutan sus cuadros entre jóvenes profesionales con vocación por lo público, desconfiados de los estados nacionales y enemigos de la política tradicional que, con proclamada independencia de las instituciones del viejo orden como el estado nación, actúan llevando la antorcha de algunas cuestiones que remedan de un modo pragmático la vocación universalista de los espacios clásicos y parecen más compatibles, en sus legitima acciones, con las nuevas prácticas y el clima de época.

La vieja trascendencia de la alta cultura se encuentra frente a este potente mundo heterónomo, cuyo discurso es inmediatista y corrector. Es, efectivamente, una voz que apunta a corregir errores Se asienta en un presente en el que no hay una alborada soñada sino un día más o menos luminoso que ya llegó y se actúa sobre algunos nubarrones. Es que las ilusiones de trascendencia son expresiones de proyectos, o más ambiguamente, de climas colectivos encarnados socialmente. Y lo predominante en el mundo occidental del presente, producto de las políticas de la revolución neoconservadora, es la fragmentación estructural y un individualismo pragmático, que se relacionan muy débilmente con las instituciones del viejo orden incluido el ideal de república liberal burguesa.

En ese clima predominante es que las intervenciones del intelectual clásico resultan en un desfase: los conceptos usados con voluntad de trascendencia se asientan sobre experiencias históricas anteriores o sobre ilusiones de esas experiencias (nacional-populares, republicano-liberales, socialistas) y se rearman ahora confusamente para dar cuenta de un mundo que tiene características que no se terminan de aprehender.

Hay al fin, un efecto Don Quijote, pero debilitado, porque quienes llevamos adelante estas acciones estamos estructuralmente habitando una zona desde donde los molinos no dejan de verse como tales, pero a veces los imaginamos subsumidos en una niebla en la que nos esforzamos por adivinar viejos fantasmas, gigantes de algún modo añorados, que no terminan de conformarse y terminan diluyéndose.

Y si, pese a todo, continuamos con la ilusión de su presencia, avanzamos con dudas, con voluntad sobreactuada, con desconciertos, por supuesto con errores, y, lo que es peor, como consecuencia de la creencia débil, con la ausencia clara de pasión.

"Revista Ñ" 14.4.2012/ página 21

martes, 6 de marzo de 2012

BABEL ICÓNICA: muestra en El Once, a un año ¿la misma muestra?


Babel icónica Muestra en el Once

Curador: Pomarola Talk Patricio Dean

Concepto Lucas

…”¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca?”

Graciela Borges

Nuestro amigo de la Todd University, Patricio Dean, colaborador de la revista Apuntes y frecuente caminador de los pasillos de sociología cuando está en el país, trabajó intensamente junto a Pomarola Talk en esta muestra cuyo concepto es de Lucas y que se realiza en el fantástico barrio del Once. Hay que decir que Lucas está- en el sentido más literal posible- inmerso en (y poseído por) la cultura del once. De resultas de esta alianza surgió esta muestra en plena calle Corrientes.

Los santos de la cultura afrobrasileña están junto a San Jorge y San Expédito. Un mediano buda dorado, en un estante arriba de una máscara china, un Gauchito Gil a un costado, libros de santos y oraciones. Collares multicolores colgados del techo, mates tornasolados rojos y azules y dorados. Velas perfumadas rojas, velas verdes, velas amarillas, doradas y azules, Sahumerios de todos los colores, plumas violetas, amarillas. Vírgen de Luján de yeso con manto dorado. Otra vírgen con escote seductor. San Roque con perro y todo. Todos de yeso y las capas de las vírgenes con rojos y dorados. Carteles fileteados ( toilette, damas, princesa, etc.), vasos rojos, posavelas. Elefantes dorados. Muñequitos bailando el tango. Cartel que anuncia Carreras de sortija. Productos Corona da Bahia. Libros del tarot egipcio. Cristos chicos, cristos más grandes. Una bandera de Italia con San Jorge en la lista blanca. Móviles azules, vioiletas, rojos, colgando del techo. ……”el problema central es irresoluble: la enumeración, siquiera parcial de un conjunto infinito.”…

Todos los días hábiles en Corrientes 2228, de 10 a 20hs.

viernes, 24 de febrero de 2012

Patricio Dean se anima a criticar la muestra Filtraciones de Pomarola Talk y Lucas Rubinich


Videoarte de Ophélie Dorgans, construído con elementos de las obras

http://vimeo.com/37674861

Galería de Fotos de la muestra


Filtraciones

Patricio Dean

La remisión a las filtraciones me había generado cierto prejuzgamiento sobre la muestra de Pomarola Talk y Lucas. En la tarjeta de presentación ambos sostienen que lo predominante “no es un cascote homogéneo y que aún en los momentos de mayor fortaleza en las formas de la dominación, siempre hay algunos intersticios por los que se producen filtraciones”.Mi impresión es que estas iniciativas que hablan de resistencias cuando no hay movimientos que avalen esas resistencias, tanto en el mundo del arte como en la política, se convierten en meros gestos voluntaristas, en retóricas con voluntad rebelde que terminan reproduciendo estéticas convencionales con un sesgo superficialmente diferente. Escaparse de las cárceles de un clima predominante no es un mero juego retórico. En un reportaje público que le hice hace un mes en la Tod University al sociólogo francés Loïc Wacquant, él sostiene hablando de su maestro Bourdieu, que “la sociedad moldea las disposiciones, las formas de ser, sentir y pensar característica de una clase de personas; las disposiciones guían las acciones por medio de las cuales las personas moldean la sociedad”.

Sin embargo con mis prejuicios sustentados teóricamente a cuestas, fui a la muestra uno de los días posteriores a la inauguración para poder mirar con tranquilidad. Y en verdad, me tranquilicé cuando pude observar que más que cantos extemporáneos de rebeldía, la obra conjunta intentaba decir algo sobre el peso de la cultura. Si se quiere sobre la ”tradición de todas las generaciones muertas que oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos”. Y sobre cómo se hace arte relacionándose imaginativamente con la vida en mundos que pueden resultar cosificadores. Cómo se hace para salir de la alienación y específicamente de la alienación erudita.

En el pequeño espacio del Gabinete de Arte y Política de la Galería Arcimboldo las dos paredes más largas albergaban las obras de Pomarola Talk y Lucas, cada uno en su pared. Y a un costado un plasma proyecta una obra construida sobre los trabajos de la muestra, de la artista audiovisual Ophelie Dorgans. Las obras de Lucas son tres láminas tamaño afiche con inscripciones en tipografía de vieja máquina de escribir mecánica e intervenciones en lapicera azul. En uno hay una frase sobre la mirada escolástica de JL Austin, en otro una mención de Bourdieu sobre la acumulación fetichizada de bienes culturales, y en el tercero, una serie de frases cortas que, tanto como las intervenciones en lapicera azul, también insisten sobre la cosificación de la cultura. Esos tres afiches austeros puestos simétricamente en el estilo conceptual art de galería, remitiendo al concepto de fetichización de la cultura, contrastan con la pared enfrentada en la que están las obras de Pomarola Talk. Los soportes son rollos de papel higiénico abiertos, cajitas de fósforos, hojas de diarios, sobres de cartas, tickets de laverrap, cartoncitos… Las imágenes construidas sobre ellos abundan en colores cercanos a la alegría de un mundo barrial con formas que remiten a tradiciones artísticas y a esos mismos objetos cotidianos que operan como parte de la obra. Y es verdad que ya hace más de medio siglo que nadie se asombra de ver estos materiales en una galería. Sin embargo, todavía tienen una potencia importante y en el caso de Pomarola, algunos son además muy pequeños y para decir una palabra arcaica, bellos. Una belleza extraña con colores y formas que caminan sobre convenciones, pero sin embargo dicen otra cosa, o parecen querer decir otra cosa. Una mención especial para su obra en sobre de carta clásico que en el medio soporta una muy pequeña obra-mapa donde se lee plaza constitución, rodeado de letras en lapicera azul que arman la poesía Vaivén, de Fernando No y que son cuatro versos distribuidos en cada pared del rectángulo del sobre: Tengo miedo/de caer del tiempo/ porque es el único/dios que nos queda”.

La obra de Ophelie se construye sobre los trabajos de Pomarola y Lucas y se convierte en una obra fuertemente autónoma y reflexiva. El sonido no es un Noise futurista a lo Luigi Russolo donde atronan los sonidos nuevos de la revolución industrial que debían ser celebrados. Es una obra que encuentra imágenes y sonidos tranquilos, en el sentido más literal, problematizadores, pero no por un sacudimiento que apela sin mediaciones a la emoción, sino, reflexivos. En el recorrido por los distintos materiales casi se detiene por un momento en el concepto que más remite a filtraciones de la obra filtraciones, preocupada por dar cuenta de los poderosos condicionamientos simbólicos marcados por la historia: es la palabra final del manifiesto hacia el erotismo de Pomarola, donde en escalones sucesivos aparecen como elementos con potencial revolucionario, el sexo, el arte, la política, y por fin, la ternura.